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Salir de casa, caminar por la ciudad, encontrarse frente a un escaparate, dejarse seducir, entrar en la tienda y, finalmente, adquirir un producto, parece ser, hoy en día, una costumbre tan habitual, que pocas veces nos detenemos a pensar, que la función comercial ha proporcionado a través del tiempo, muchos de los lugares más interesantes de la ciudad.
El escaparate ha de convertirse en el primer foco de atracción de cara al público, y la tienda en un espacio agradable, ameno y bien estudiado para ver y comprar.
Desde el exterior hasta el interior, un establecimiento comercial es, al fin y al cabo, la primera imagen del negocio.
Si la primera impresión que ofrece la tienda y su escaparate no convencen desde el principio, será difícil despertar después la motivación del posible cliente para entrar, y más aún, para comprar...
